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Monday, September 30, 2013



Juan Lara Guido


GREGORIO PRIETO  (III Parte)


Gregorio Prieto regala 240 obras suyas a Valdepeñas[1]

16 noviembre 1982

El Museo de Los Molinos del pintor Gregorio Prieto, que fue inaugurado la semana pasada en su Valdepeñas natal, recoge 240 obras del artista: óleos, en su mayoría, dibujos, grabados, collages, fotomontajes, así como tres piezas artísticas donadas por Gregorio Prieto: un retablo del siglo XVII y dos tallas (una representa a un arcángel del siglo XVII y la otra un Espíritu Santo, que ha sido colocada en la bóveda que culmina el edificio).
El Museo recoge también una amplia muestre bibliográfica sobre el artista y numerosas carpetas y libros escritos e ilustrados por Gregorio Prieto.

Completando las obras de arte, el museo recoge también una amplia muestra de la bibliografía existente sobre el artista, así como numerosas carpetas y libros escritos e ilustrados por él.

Representación de los Molinos.

Una buena parte de los óleos son representaciones de los molinos de viento con que el pintor se ha ido topando por medio mundo. Molinos manchegos, por supuesto, pero también de Italia, Grecia, Holanda, Inglaterra, Austria, Nueva York… Molinos todos ellos que han tenido un adalid, un recuperador, en la persona de Gregorio Prieto. Las distintas épocas de su obra están representadas en el museo. Desde el impresionismo inicial en los años veinte hasta sus últimas obras, remozadas de todo el quehacer anterior pasando por los maniquíes de la época parisiense; la serenidad clásica de su época griega; el artista de la Generación del 27 (Lorca, Cernuda, Aleixandre, etc.); el expresionismo exacerbado de su época manchega, tocada por el uso intensivo del color; el postismo, su etapa más desconocida de público y crítica, que tanto le interesaba allá por los inicios de la posguerra, al alimón con el pintor y poeta Eduardo Chicharro.
De esta época están representados más de una veintena de Collages fotomontajes que festejan polifacéticamente la imaginación más desatada.
La tendencia a la eternidad local y universal del artista comenzó en 1952 con la construcción, en Valdepeñas, del Molino de Gregorio Prieto. Son 1400 m2  en dos pisos, entre los que se reparten tres salas que recuerdan la más purista arquitectura manchega de los siglos XVII y XVIII.


Vicente Nello, pintor local, ha sido el diseñador del edificio, su arquitecto en funciones, por iniciativa del Ayuntamiento de la ciudad y de su alcalde, Don Esteban López Vega. El edificio, construido a modo de palacio, imita hasta el más mínimo detalle las casas solariegas manchegas de la Ilustración. La inmensa mayoría de sus elementos decorativos y arquitectónicos provienen  de los restos conservados tras la demolición de viviendas antiguas, palacios y colegios valdepeñeros, celosamente, conservados por sus munícipes a lo largo de los años para gloria del pintor. Maderas, tejas, ventanas, cancelas, puertas, vigas, rejas, escudos heráldicos, mobiliario. La misma piedra de los zócalos y de los contrafuertes son restos nobles que en otro tiempo adornaron las calles y patios de las casonas de Valdepeñas. Dos patios internos purifican de la luz al museo.

En un lateral del museo se le ha construido a Gregorio Prieto una vivienda completa, cuyas ventanas dan al patio central. “Cuando venga a Valdepeñas a pasar alguna temporada con el buen tiempo”, comenta Vicente Nello, “Como nos tiene prometido, Gregorio, va a estar viviendo en su mundo, entre cuadros y ángeles, como a él le gusta”.

Valdepeñas recibe del pintor Gregorio Prieto su colección de obras de Arte[2].

6 mayo 1985

La ciudad de Valdepeñas contará con una de las mejores colecciones públicas españolas de arte contemporáneo, gracias a la entrega del patrimonio personal del pintor Gregorio Prieto, a lo que será la fundación que lleva su nombre. Esta colección está formada por numerosos fondos de pintura, escultura y antigüedades atesorados por el artista de Valdepeñas a lo largo de toda su vida. Hasta el momento, según el pintor Vicente Nello, que está realizando el inventario de dichos fondos, se encuentran  debidamente catalogadas más de 1200 piezas, pudiendo llegar hasta 2000 la totalidad de las obras de arte recogidas,  entre las elaboradas por Gregorio Prieto y las firmadas por otros artistas, entre las que se pueden encontrar obras de  Francis Bacon, Matisse, Braque, Chagall, Max Ernst, Henry Moore, Chirico y de los españoles Zurbarán, Francisco de Goya, Picasso, Tapies, Solana, Vázquez Díaz, Darío de Regollos, Nonell, José Guerrero, García Lorca, Alberti y Pancho Cossío.

Con la firma de la escritura de compra-venta de la casa donde se situará la Fundación, se cumplen así los deseos de Gregorio Prieto de traer a su pueblo natal este importante legado artístico. La casa adquirida, que será restaurada para adecuarla a los fondos que va albergar, tiene una superficie de 2000 m2. y su costo de 18 millones de pesetas.

La obra de Gregorio Prieto.

Está considerado uno de los Museos privados más importantes de Castilla-La Mancha.

Una típica casa manchega del siglo XVII sirve de sede a este museo que exhibe, desde 1987, el trabajo pictórico y el patrimonio donados por Gregorio Prieto. Su fondo está compuesto por 3000 obras de arte, la mayor parte de Gregorio Prieto, aunque también hay cuadros de pintores nacionales como Picasso, De Pissis y Vázquez Díaz y de otros artistas extranjeros. Además de la colección de tallas de madera de los siglos XVII y XVIII.
El recorrido por las salas permite contemplar la evolución de la obra de Gregorio Prieto, desde su época impresionista hasta el surrealismo, pasando por las etapas griega y romana, y su famosa etapa postista, donde destacan las surrealistas y metafísicas, fotografías tan características de este movimiento.
El edificio que alberga este importante museo privado pertenece a la arquitectura civil manchega de los siglos XVII y XVIII y posee un dintel blasonado, una puerta tachonada y un patio central de columnas, con galería superior abierta al patio. El cuerpo central de la casa y algunas zonas industriales, como la bodega, se conserva íntegramente; el resto es de nueva construcción.

Gregorio Prieto escribe un libro sobre Luis Cernuda[3]

 7 Enero 1984


La escritora Rosa Chacel presentó en la Casa de Cultura de Ciudad Real la obra inédita del pintor Gregorio Prieto Cernuda en Línea, libro con el que el artista manchego ha querido inmortalizar en forma de texto y de imágenes plásticas su memoria del gran amigo Cernuda. El acto contó también con la participación activa de los poetas José María González y Prado  de  Juan. Rosa Chacel, amiga de ambos desde su primera juventud, quiso desde el inicio de su intervención desvelar el recuerdo común de aquellos tiempos. “En este libro”, apuntó, “en la presencia de estas dos criaturas fraternas en el tiempo, se hace patente lo más grave y sustancial para mí, sencillamente nuestras vidas”. Destacó la escritora la importancia decisiva que tuvo ese Museo de Reproducciones y del Arte Antiguo que es el Casón de Madrid en la formación artística de Gregorio Prieto. “Si Gregorio no hubiera vivido el Casón, no sería el artista que es. Que sería otro, no cabe duda”.
De entre todos los recién aparecidos en Madrid, la figura más singular para la escritora fue la de Luis Cernuda, “singular por su delicado y silencioso aparecer, singularidad o rareza que consistía en aparecer como de paso y quedar con una excepcional firmeza”. “Tanto el poeta glosado como el glosador, coinciden en la pasión por los cuerpos. Uno y otro se agotan en el ansia por la presencia y la figura. Cuerpos, formas… ante ellos la pasión alcanza el éxtasis pero aunque plenamente logrado, el prurito o delirio de repetición sigue inagotable…”.
En torno a Gregorio Prieto giró, en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Ciudad Real, la curiosidad de un público por conocer sus relaciones con Cernuda. Así, el pintor revivió algunas anécdotas y momentos convividos junto al malagueño, al que calificó en varias ocasiones de un ser raro, extraño y sufrido. “Era un solitario tremando, irresistible”, recuerda Gregorio Prieto; “íbamos a comer juntos a un restaurante y se sentaba en una mesa él solo. Estaba muy necesitado de amistad y de amor”. También recordó las relaciones de Cernuda con algunas damas intelectuales de la época: Nieves de Madariaga, Felicidad Blanch, la misma Rosa Chacel…, según aquél, “todas se enamoraban de Luis”, lo que no pareció del todo exacto a la escritora presente.

El Molino-Museo de Gregorio Prieto.

Fruto de su amor y lucha por los molinos, fue la construcción en Valdepeñas en la década de los 50, del mayor molino del mundo construido por albañiles y carpinteros molineros de la ciudad de Valdepeñas, que tendría como misión albergar una colección de las obras que Gregorio Prieto realizaba sobre la molinería. Como decía Gregorio “Pretendo que mi molino sea madre y símbolo de todos los demás”.
Este molino es hoy en día el homenaje de Valdepeñas y del pintor, a estos monumentos campesinos que ennoblecían, no hace tanto tiempo, la llanura manchega.


Una exposición demuestra el papel clave del Pintor

En la Generación del 27

“Muchos tiran mis dibujos, Gregorio, pero yo te los doy porque sé que tú los guardas, y algún día, cuando me muera, los harás famosos”.


Así se dirigía Federico García Lorca a su amigo, el pintor Gregorio Prieto, mientras ambos vivían en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Más de 70 años después esta institución ha organizado una muestra titulada “Cernuda-Lorca-Prieto: Dos Poetas y un Pintor”. Donde se repasa la amistad que unió a estos personajes de la generación del 27. Once cuadros de Prieto, dibujos de Lorca, cartas e ilustraciones componen la exposición.

Desde luego que Federico García Lorca (Granada 1898-1936), uno de los poetas y autores teatrales más importantes de este siglo, no ha necesitado de la difusión de sus sencillos, exquisitos  y casi infantiles dibujos para alcanzar la fama. Pero en verdad que Gregorio Prieto guardó las composiciones del genial granadino y a la muerte del pintor las ha conservado la Fundación que lleva el nombre del artista. Precisamente ha sido esta Fundación, junto con la Residencia de Estudiantes y el patrocinio de una empresa de electricidad, la que ha organizado la muestra que cierra una serie de actos dedicados al centenario al nacimiento de Prieto. La Residencia de Estudiantes fue a lo largo de la década de los años veinte uno de los núcleos de desarrollo, del surrealismo, un movimiento al que se sumaron los tres amigos. En el complejo de la calle madrileña del Pinar, en pleno centro de la capital, residieron, entre otros, Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Emilio Prados, Pepín Bello o Moreno Villa, y artistas como José Caballero, Maruja Malló o Benjamín Palencia frecuentaron aquel ambiente

 Exposición en Toledo[4]
21 junio 1987

Una exposición del pintor Gregorio Prieto fue inaugurada el viernes en el toledano Museo de Santa Cruz. La muestra reúne una selección de 53 obras, que representan las distintas etapas que definen la evolución creadora del pintor nacido en Valdepeñas (C. Real) hace ahora 90 años. Tras haber pasado por Valdepeñas y C. Real capital, se expone en Toledo a iniciativa  de la Consejería de Cultura del Gobierno autónomo, en colaboración de la Fundación Gregorio Prieto, la obra más representativa del pintor nacido en el corazón de La Mancha “en el que se resume todo el siglo XX”. Los cuadros que aquí se muestran, elegidos entre los 3.225 originales que posee la fundación, permiten una visión global de la prolífica obra de Prieto.
La exposición permanecerá abierta en las salas del Museo de Santa Cruz hasta el 27 de julio, para recorrer hasta octubre las cinco provincias de Castilla-La Mancha.

María José Salazar, comisaria de la exposición inaugurada ayer y que permanecerá abierta hasta finales del próximo mes de enero, calificó de “historia de una amistad” el repaso a la relación entre Prieto, Lorca y Cernuda. La comisaria destacó que Prieto fue el primero que valoró los dibujos de Lorca, al tiempo que resaltó que el pintor introdujo a escritores como Rafael Alberti en el círculo de la Residencia de Estudiantes.


Destrozada la Generación del 27 por los fusilamientos, las cárceles o los exilios, Gregorio retomó su amistad con Luis Cernuda en el Reino Unido. Nacido en 1902 en Sevilla y profesor de literatura española, Cernuda conseguiría con El joven Marino, peto sobre todo con su libro de poemas La Realidad y el Deseo, consagrarse como uno de los mejores poetas de su generación. Dio clases en varias ciudades británicas durante los primeros años de su exilio para trasladarse a Estados Unidos, donde vivió entre 1947 y 1952.
A partir del año siguiente residió en México donde murió en 1963. La Residencia de Estudiantes recibió el legado de libros, fotos y manuscritos del poeta sevillano el pasado mes de mayo. Esta aportación vino a engrosar los valiosísimos fondos que esta institución custodia de muchos intelectuales y escritores de la generación del 27.

Exilio británico

Algunas cartas que se exhiben en la muestra de la Residencia de Estudiantes dan cuenta del cariño que se profesaron Prieto y Cernuda y de su profunda amistad acrecentada por las duras condiciones del destierro. En 1976 el pintor dejó escrito:

“Luis Cernuda y yo fuimos siempre buenos amigos durante los nueve años que el poeta residió en Inglaterra. El sentimiento de eternidad fue lo que realmente nos unió. Compenetrados en mutua caracteres contradictorios en diferentes sentidos, pudimos sobrellevar tantas desdichas y guerras que atacaban a Europa entonces, gracias a esta atmósfera tan bella en el ambiente nórdico”.

En la obra gráfica de Gregorio que muestra la exposición de la Residencia de Estudiantes se incluyen retratos de Gregorio Prieto, Lorca y Cernuda, así como otras pinturas que resumen sus etapas artísticas. Las publicaciones motivadas por estos años de amistad están representadas por los escritos de Lorca ilustrados por Prieto. De cualquier modo, Prieto jugó un papel determinante como animador cultural de la generación del 27 que muchos especialistas han definido como un grupo básicamente integrado por pintores y por poetas. Buena prueba de ello dieron con su amistad Prieto, Lorca y Cernuda.

Gregorio  Prieto:


El “Postismo” es como un milagro[5]

7 Marzo 1978
Hoy se inaugura en la sala grande de la Biblioteca Nacional una exposición antológica del pintor español Gregorio Prieto. En ella se exhibirán un total de 130 obras, y probablemente, lo más espectacular de la misma sea exhibición, por primera vez, de numerosas obras “postistas”. Prieto y Eduardo Chicharro, “Chebé”, fueron creadores de un extraño movimiento que a juicio del pintor “No existe, existiendo”.
La entrevista:
“El “Postismo” surgió exactamente en 1930, declaraba a El País el pintor. Nació en Roma y surge de la fotografía. Eduardo Chicharro, que para la literatura y el “postismo” firmaba “Chebé”, tenía una auténtica obsesión por ser amigo mío, pero tenía un tipo de vida y de pintura que a mí no me iba. Insistió en ser amigo mío, y nos decidimos a comprar una cámara de fotografías. Chabé decía de mí que era un “narcisista” y la verdad es que sí lo era. Pensábamos las fotografías y en todas ellas era yo el modelo”. “Valle-Inclán, que entonces era el director de la Academia de España en Roma, en donde vivíamos Eduardo y yo, cada vez que nos veía la cámara decía “Ahí están esos dos locazos”. Lo cierto es que yo debía de tener cierto atractivo como modelo porque cuando fui a Copenhague, en el año 30, Dreyer, el realizador de la maravillosa Juana de Arco, película que es como Las Meninas del cine me hizo una serie de fotografías porque quería realizar un filme sobre Goya Joven en el que yo desempeñaría el  papel principal”.
Lo sorprendente de Gregorio Prieto es, naturalmente, el propio Gregorio Prieto. Su dilatada existencia cuya identificación cronológica es empresa imposible de concretar, le permite poseer una de las memorias artísticas más ricas de anécdotas y conocimientos personales. Su obra al igual que su vida es amplia y fecunda en experimentaciones artísticas. Alabado por unos, y naturalmente, denostado por otros, Prieto es, sin duda, uno de esos raros especímenes de la cultura que consigue mantener la polémica y  por tanto, el interés sobre su vida y su obra.
Fase literaria
Después de aquellas primeras fotografías – algunas de las cuales muestro en esta exposición antológica – vino una fase en la que la literatura irrumpe con fuerza. Nos dedicamos, tanto Chabé como yo, a escribir textos sobre las fotografías. En 1945 el “postismo” fue relanzado a través de dos publicaciones, Postismo y Cervatana, pero la verdad es que solo se llegaron a imprimir un número de cada una de ellas. En este periodo surgen los nombres de Carlos Edmundo de Ory, Sernesi y el propio Chicharro. Fue un episodio más”. Quizá sea necesario a estas alturas de la charla intentar definir el “postismo”, centro y eje de la misma: “el postismo”- señala Gregorio Prieto – es una especie de realización de sueños, o sueños que se hacen realidad, con muchísimas ramificaciones para desarrollar un arte libre, sin trabas de ninguna especie, contando con la genialidad innata, aquella que se posee desde el nacimiento. El “postismo” te lo permite todo siempre que haya una calidad trascendente. Se ha ido haciendo él solo. Se le puede llamar “postismo” o de cualquier otro modo. No existe existiendo”.
“Esta es la primera exposición que se hace básicamente “postista” llamémosle así, aunque lo mismo podría llamarse Juan o Perico porque el “postismo puede expresarse a lo paleto, como puede ser cosa arcangélica o divina, que cogidos del brazo los dos conceptos pueden crear su arte “postista”. Se defiende de todo evadiéndose o afrontando cara a cara las situaciones, y es como el misterio, que puede ser claro como la luz del sol o misterioso en tinieblas que pueden ver la forma. Es algo como el milagro, que se razona.  

“Entretén”
“otra de las partes de la exposición – explica su autor – se llama “Entretén”. Se trata de libros con ilustraciones y textos mios y prefacios de Eduardo Chicharro, Carlos Edmundo de Ory, Ángel Crespo y Ramírez de Lucas. La idea con estos libros es la de llegar a un total de siete, que conformaran la colección Entretén-Postista. El primer número, Toro-mujer, se editó en 1949. Después le sucedieron los Niño-Mosca, Macho-Machungo y Doña Berenguela-estatua viva. A ellos les sucederían libros que aún no han aparecido y que se llamarán Doña Tora-mulotora, Genio de los genios-geniazos y el séptimo y último que no tiene título, por el momento”.

Pop-art
La exposición, que a buen seguro sorprenderá por su aparente caos, bajo el que subyace un nexo de unión que no es otro que el caótico Prieto, incluye también una serie de cuadros de “sus molinos”, probablemente la serie más popular de su creador. “Yo no quería exhibir ninguno de mis molinos – matiza el pintor – porque es una imagen tópica de mi obra, pero por atención a los organizadores que me pidieron alguno, llevaré varios ya que en el fondo son muy queridos por mí. Esta será una exposición distinta.
La verdad es que ya estoy harto de esas exposiciones de veinte o treinta cuadros, el trabajo de dos años, para luego comprobar si se venden o no se venden. Eso no me interesa. Esta exposición se abre con una especie de obra “postiza”, realizada por mí a los siete años y que se llama Mi queridísima tía, homenaje a mi madrastra y es como el origen de las obras que hice después con manos y flores. Expongo también algunas obras de lo que llamo postismo-pop-art. Uno de ellos se titula Arcangélica entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en el que hay siete arcángeles con escopetas defendiendo mi entrada en aquella institución”. Y lo comenta sin ningún reproche hacia una Academia que sistemáticamente le negó la entrada.          


Luis Cernuda le dedicó dos poemas a su gran amigo Gregorio Prieto, “Jardín antiguo”, fechado en Londres en 1939, y “El amigo”, escrito la Nochebuena de 1944.

Jardín antiguo

Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
Entre magnolios, limoneros
Guarda el encanto de las aguas.

Oír de nuevo en el silencio
Vivo de trinos y de hojas,
El susurro tibio del aire
Donde las almas viejas flotan.

Ver otra vez el cielo hondo
A lo lejos, la torre esbelta
Tal flor de luz sobre las palmas:
Las cosas todas siempre bellas.

Sentir otra vez, como entonces,
La espina aguda del deseo,
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.


El Amigo

Los lugares idénticos parecen,
Las cosas como antes,
Más él no está, ni luz, ni las hojas,
Y en esta calma hacia el final de año,
Llevas la soledad por toda compañía.

Es grato errar afuera,
Ir con tu sombra, recordando
Lo pasado tan cerca en lo presente,
Crecida y su flor sin tiempo.
¿Es esta soledad si así está llena?

El mediodía ahora, con su cielo
Que se acerca velado
Al río de aguas ciegas,
Vuelve hacia ti la historia,
Íntimo y silencioso como un libro.

En su sosiego crees
Que una forma ligera se encamina
Dulcemente a tu lado,
Como el amigo aquel, cuando las hojas
Y la luz, luego idas con él mismo.

Le llamas ido, y no semeja
Su vida, transcurriendo a la distancia,
Espectro de la mente hoy,
Sino vida en la tuya, entre estas cosas
Que le vieron contigo.

Negado tu deseo, hallas entonces,
Que si tocas tu mano es como su mano,
Que si miran tus ojos con sus ojos,
Y tu amor en ti mismo
Tiene cuando le dio y en él perdiera.

No le busques afuera. El ya no puede
Ser distinto de ti, ni tú tampoco
Ser distinto de él: unidos vais,
Formando un solo ser de dos impulsos,
Como el pájaro solo hacen dos alas.


Al estallar la Guerra Civil, Gregorio Prieto se refugiará en Londres, donde se reencontrará con Luis Cernuda. Se habían conocido en 1924 durante una tertulia en casa de Concha Albornoz. Pero sería a partir de 1939, durante el exilio en Gran Bretaña, cuando, a pesar de sus diferencias de carácter, se consolida su amistad. Ambos se separarán en 1947 cuando Cernuda marcha a Estados Unidos.

“Pertenece Gregorio Prieto a una generación artística española, que poco antes de la guerra civil había alcanzado plena madurez, compuesta casi exclusivamente de pintores y poetas, como ocurre con Federico García Lorca, lo plástico se superpone a veces a lo lírico, en cambio en algunos de sus pintores, como ocurre con Gregorio Prieto, lo lírico se transparenta a veces bajo lo plástico”.
Luis Cernuda.

1944. Frontispicio para el programa de una exposición de dibujos y pinturas inspirados en la obra de García Lorca, Heffer´s Gallery, Cambridge. Octubre, noviembre de 1944.
Prieto desde el exilio mantendrá viva la memoria de García Lorca, así en 1939 realiza los decorados de “La Zapatera Prodigiosa”. Representada en el King´s  College. Ese mismo año publica el libre “García Lorca as a Painter” y a partir de entonces, incluye sus retratos en varias exposiciones. En 1949 analiza el color en la poesía y los dibujos de Lorca en la introducción del libro “Dibujos de García Lorca”.
En 1949, Gregorio Prieto, regresará a España, donde continuará desarrollando su obra artística y manteniendo viva la memoria de su amigo, en 1969 publicará “Lorca en color” y en 1972 “Lorca y su Mundo Angélico”. En 1979 colabora en el cuaderno 13 dibujos de Lorca, editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Gregorio Prieto muere en la Residencia de ancianos de Valdepeñas

Gregorio Prieto, pintor manchego de 95 años, uno de los últimos y más originales representantes de la Generación del 27, amigo de Lorca, Cernuda y Aleixandre, murió a las seis de la madrugada en la Residencia de Ancianos de Valdepeñas, donde había ingresado, por decisión propia, en 1988. Artista culto, y refinado, formó parte de los principales movimientos de vanguardia españoles, y destacó como dibujante al servicio de una poética surreal de ensoñaciones arcádicas. A su vuelta del exilio en Londres, donde vivió con Luis Cernuda. Prieto sobrevivió como retratista de la clase alta y paisajista, y perdió prestigio por su excesivo mercantilismo.
Gregorio Prieto fue ingresado el 5 de octubre  de 1992 en el hospital Gutiérrez Ortega de Valdepeñas con una infección pulmonar. En ese momento se temió por su vida, pero logró recuperarse y fue dado de alta dos semanas más tarde. En la madrugada del día 14 de noviembre murió en la Residencia de Ancianos a causa de una trombosis. La capilla ardiente quedó instalada sobre las 14:30 en la Fundación que lleva el nombre del pintor, y el funeral se celebró en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Prieto quedó inválido en 1975 tras una caída en su casa de Madrid, y decidió en 1988 trasladarse a Valdepeñas, su ciudad natal, e ingresar en la Residencia de ancianos.
Gregorio Prieto nació el 2 de mayo de 1897, y cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes, donde fue compañero de Rafael Alberti. En 1919 realizó su primera exposición, en el Ateneo de Madrid, que fue inaugurada por la Reina Victoria Eugenia.
Cinco años más tarde inició una intensa amistad con Federico García Lorca. Expuso sus pinturas en Roma, Paris y Estados Unidos, y en 1937 fue seleccionado para participar en el pabellón de España de la Exposición Internacional de París con su cuadro “Luna de miel en Taormina”, pintura que desapareció en esa muestra y fue encontrada 50 años más tarde en los sótanos del Palacio Albéniz de Barcelona.
En 1948, tras volver de su exilio londinense, realizó una exposición en el Instituto Británico de Madrid y recibió homenajes en Madrid y en Barcelona. 1968 fue un año importante para el artista, ya que se constituyó la Fundación Gregorio Prieto de Valdepeñas. En la actualidad esta institución posee el museo Gregorio Prieto  de Valdepeñas, inaugurado en 1990, y donde se encuentra una gran parte de su obra, además de originales de Picasso, Miró, Chagall, Chirico, Alberti y Lorca, entre otros. El día de la inauguración le fue impuesta la medalla de oro de Castilla-La Mancha. Gregorio Prieto recibió anteriormente, en 1982, la medalla de las Bellas Artes.
Prieto recibió su última distinción en 1990, cuando fue nombrado académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Los miembros de la Academia salieron de Madrid, por primera vez en su historia, para imponerle la medalla a Gregorio Prieto en el museo que lleva su nombre, ante la imposibilidad de éste de viajar a Madrid. Un grupo de historiadores del Arte, preparan en la actualidad una muestra antológica del artista.

Centenario de Gregorio Prieto
2 Mayo 1997
Para superar el tópico[6]

En torno a  Gregorio Prieto y su obra, a falta documentación seria, han crecido  como ortigas en un muradal tópicos, lugares comunes e ideas preconcebidas para todos los gustos. Lo mínimo que se puede decir es que el pintor valdepeñero desaparecido ahora hace cinco años suscitó entonces y continúa suscitando ahora sentimientos encontrados. El tópico más al uso, poniendo entre paréntesis la primera parte de su obra, la más internacional, lo identifica con molinos de viento, folklore, marineros, ruinas, maniquíes, escenas con resonancias eróticas y homosexuales, y mucho retrato relamido de la alta sociedad. Y es cierto. De todo eso hay en la obra de Gregorio Prieto, pero visto e interpretado en un contexto que es lo que falta o lo que todavía está a medio hacer. De momento, es probable que esta situación continúe cabalgando a lomos de la costumbre algún tiempo; pero los años no pasan en balde.
Cinco años después de su muerte están a punto están a punto de aparecer dos libros que resultaran fundamentales para entender la obra del pintor en su contexto histórico y dentro del flujo y reflujo de la pintura del siglo XX, desde los ismos a la abstracción,  y vuelta a la figuración y al realismo. Vicente Nello, gerente de la Fundación Gregorio Prieto, por un lado, y José Corredor-Matheos, crítico de arte, por otro, tienen avanzados sendos estudios que se convertirán, a buen seguro, en puntos de referencia inexcusables a la hora de interpretar y comprender la figura del desaparecido pintor valdepeñero.
La necesidad de estas obras era evidente desde que en 1987 la Junta de Comunidades organizara la “Gregorio Prieto. Exposición Antológica”, en la que, a juicio de los críticos, la información científica y catalográfica que se ofrecía era cuando menos “pintoresca”. Los textos que ofrecía el catálogo, en los  que Juan Ramírez de Lucas decía “…en las notas que siguen no hay ni una sola fecha, no hacen falta; las fechas siempre están dispuestas al olvido”, fueron tomados con mucho retintín y hasta con rechifla en algunas enciclopedias de arte. Esta falta de fechas, una apoyatura necesaria para conocer e interpretar la obra de cualquier artista, ha sido remediada en el Diccionario de Arte publicado a primeros años por la Biblioteca de Autores Manchegos, donde se hace una panorámica genérica de la obra de Gregorio Prieto ligándola a fechas concretas y exposiciones definidas.

Pero una página y media o dos no son suficientes para acabar con un  problema de fondo. De ahí la necesidad de recurrir a las citadas monografías que están ya muy avanzadas. Quienes sólo hayan conocido al Gregorio Prieto de los últimos años, un anciano recluido en un convento de monjas muy preocupado por salir acicalado en las fotos; quienes conserven de él la idea de traer (algunos le dan a este verbo el significado de recluir) a su Fundación de Valdepeñas toda su obra: quienes no se hayan fijado más que en sus galerías de retratos de la sociedad que le tocó vivir: una sociedad muy pacata, evidentemente cultivan una idea real pero excesivamente parcial de la obra y personalidad del pintor valdepeñero.
Prieto, un artista que se había codeado con lo mejor de la generación del 27 y que había producido a gran altura antes de la guerra civil, cuando volvió a España, tras permanecer diez años en Inglaterra, era prácticamente un desconocido y tuvo que abrirse paso como pudo. Esta necesidad vital perjudicó mucho su imagen global de artista. Hoy, afortunadamente, los tópicos sobre Prieto y su obra van cayendo uno a uno, mientras emergen con fuerza todas y cada unas de las etapas del Paular-Aranjuez, 1916-1920; la francesa 1920-1930; la greco-italiana 1930-1936; la inglesa 1936-1948, y la última, a partir de ahí. Después de analizar someramente cada uno de eso periodos, el autor del capítulo “El Arte de la postguerra” de “Summa Artis” concluye: “Me parece que la vida de Gregorio Prieto ha discurrido en medios que cabría llamar de alta sociedad y alta burguesía, pero sus pinturas no tiene la culpa de ello. El artista realiza una obra interesante durante su estancia en Roma y en España en los años de la postguerra, una pintura en la que articula tradición clásica y modernidad surrealista, al igual que hicieron otros españoles que estuvieron también en Italia en esas mismas fechas”.

En los ambientes provinciales se ha puesto también de relieve en los últimos años la contribución de Prieto al desarrollo del postismo, movimiento puramente español y en cierta forma manchego, y del surrealismo; dos formas artísticas en las que jugó un papel importante. Fue cofundador del primero junto con Ángel Crespo, Antonio Fernández Molina, José Fernández Arroyo, y sobre todo, Eduardo Chicharro, con quien congenia durante su estancia en Roma.
La contribución de Gregorio Prieto al surrealismo, a través de su actitud personal cuando estaba en Roma y por medio de las realizaciones fotográficas que ensaya conjuntamente con Chicharro, está a su vez con íntima relación con el movimiento postista.
Postismo, surrealismo, retrato de la alta sociedad, paisaje manchego: todo este material, venido a parar a Valdepeñas, clasificado por Vicente Nello e interpretado por Corredor-Matheos dará pie a nuevas lecturas que tendrán por resultado casi seguro la superación de lo tópicos que han crecido en torno al discutido y discutible pintor valdepeñero.


Bibliografía:

[1] Alfonso Castro. El País.
[2] J. Luis Loarce. El País.
[3] Alfonso Castro. El País.
[4] Luisa F. Acedo. El País.
[5] Ángel S. Harguindey. El País.
[6] José A. Casado.

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